- June 7, 2021
- Posted by: Ligia Houben
- Category: BLOG
Este ha sido un año diferente.
Hace un año te fuiste de mi vida.
Hace un año tu cuerpo dejó esta existencia terrenal y se elevó al espíritu.
Hace un año mi mundo se llenó de tinieblas, y lo que tenía sentido súbitamente dejo de tenerlo.
Hace un año mi mundo cambió
En este año he aprendido a caminar dando traspiés, me he caído, y he aprendido a levantarme.
Este año ha estado lleno de llantos interminables, de ausencias prolongadas, de búsquedas en el infinito.
Este año ha sido un puente entre quién era yo antes de tu muerte y quien soy ahora, al llevarte conmigo en mi alma.
Ha marcado un antes y un después.
He ido aprendiendo a vivir sin tu presencia física, puesto que tu presencia espiritual la llevo conmigo adonde quiera qué voy.
Este proceso del duelo está lleno de incógnitas, está lleno de sorpresas, está lleno de momentos íntimos en los cuales más y más nos vamos descubriendo quienes somos, y es una oportunidad de encontrarnos a nosotros mismos, de salir de esa tiniebla, de dar poco a poco pasos más firmes, pasos más rápidos hasta llegar no a poder correr, al reconocer que dentro de nosotros tenemos la fuerza de espíritu, tenemos esa inspiración de ese amor que no nos suelta, y que se hace presente.
Sin embargo, esos primeros pasos de empezar a caminar entre las tinieblas fueron muy duros, fueron tan duros que a veces daba el primer paso, tambaleaba, me caía y me volvía a levantar porque ese es mi espíritu, ese es tu espíritu, esa es tu frase constante, ¡Arriba Corazones! La cual ha resonado en mis oídos y en mi corazón a lo largo de todo este año, cuando tambaleaba y me caía, porque sí, me caía, mamá, era natural caerme, el dolor me botaba al piso, sin embargo el deseo de honrarte, el deseo de seguir hacia adelante con esperanza de una mayor transformación, el deseo de levantarme cada día a escribir en tu libro hizo la diferencia al a continuar manteniendo el sentido de propósito; de recrear tu historia; ese deseo, ese ímpetu, esa inspiración diaria, me ayudó infinitamente a mantenerme firmemente de pie, mirando hacia el cielo con mis brazos abiertos y decirte ahora:
Aquí estoy mamá, al año de tu partida. Mi corazón ha sentido mucho dolor por el gran amor que te tengo, sin embargo, mi corazón siente mucho amor, y siente mucho gozo pues tu presencia la llevo dentro de mí.
Lo sentí con mi amado padre, y ahora lo siento también con vos…el amor es eterno.
Así que mamá, en este tu primer aniversario, quiero que sepás que estás viva dentro de mí, y tu frase favorita, es ahora mi lema ¡Arriba Corazones!
Love
Tu cumiche